By Miguel Alfonzo -Director Comercial Seguros
Juan, conductor de un vehículo tipo sedan, va camino a su oficina y ha tomado la ruta que le ha recomendado el servicio de mapas que le brinda su aplicación de seguros, uno que le indica no solo la mejor ruta, sino también la menos riesgosa. Mientras esperaba el cambio de luces del semáforo en una intersección, otro vehículo le colisiona por la parte trasera. Juan escucha la voz en su teléfono inteligente que le dice lo siguiente: “parece que su vehículo ha tenido una colisión. ¿Es correcto? ¿Se encuentra bien?”.
Juan responde afirmativamente. Acto seguido, la voz realiza otra pregunta: “¿necesita una grúa?”. Juan responde: “sí, por favor”. La voz luego indica, “¿necesita que le encuentre un UBER para movilizarse o una ambulancia?”. Juan responde: “solo un UBER, por favor”.
Todo esto ocurre gracias a un nuevo servicio que entrega la aseguradora de Juan como parte de su póliza de automóvil. En la aseguradora, ya se ha realizado de forma automática la apertura de la reserva y coordinado el taller de reparación además de la grúa. El segundo conductor, lamentablemente, no es asegurado de la compañía. Lo más seguro, entonces, es que una vez que salga del aturdimiento deba comenzar a resolver paso a paso lo que Juan automáticamente, ya tiene listo.
Lo anterior no es ciencia ficción. Son capacidades que están disponibles en mercados avanzados de seguros. Porque cada año se incorporan nuevas funciones, automáticas, que hacen del seguro un negocio que empieza a transformarse, desde la mera la aceptación de riesgos y el pago de siniestros, hasta llegar a convertirse en un verdadero aliado de sus asegurados, donde, por un lado, se anticipe y monitoreé los riesgos y, por el otro, cuando estos riesgos se materialicen, les ayude en la recuperación de la pérdida de la manera más eficiente, expedita y agradable posible.
Detrás de esta historia se encuentra no solo la tecnología que la soporta, o el conocimiento para implementarla, sino que de manera especial un cambio cultural. Uno donde el cliente está verdaderamente al centro del negocio y donde su experiencia de punta a punta está diseñada cuidadosamente para que sea la mejor. Esto es en esencia, el sentido real de la transformación digital, proceso que está ocurriendo hoy y de forma muy rápida en la industria aseguradora a nivel mundial.
En este contexto, las compañías de tecnología que atienden al mercado de seguros están llamadas a jugar un rol clave para apoyar e, incluso, liderar esta transformación global que está ocurriendo a velocidades impresionantes en la industria. Ello, mediante la incorporación de productos y servicios adecuados a estos nuevos tiempos.
Toda esta transformación digital, ciertamente necesaria y beneficiosa, viene acompañada de unos de los riesgos más grandes que enfrenta la humanidad: Los ciberataques. Es crucial, por lo tanto, no solo que los sistemas atiendan rápida y eficazmente las nuevas capacidades que son requeridas, sino que lo hagan garantizando la inviolabilidad y privacidad de los datos. Se trata, probablemente, del mayor desafío que empresas de software, que atienden al mercado asegurador, tienen y deben cumplir. Un asunto que se complejiza debido a que ninguna solución moderna es un ente totalmente aislado, sino que tiene que necesariamente interconectarse con otras soluciones que a su vez deben también ser seguras.
Paradójicamente, este riesgo asociado a la ciberseguridad crea en sí mismo nuevas oportunidades de negocio para las aseguradoras que comienzan a crear productos para ese tipo de situaciones, generando un ciclo virtuoso que hace avanzar a la industria que vive tiempos interesantes, desafiantes, estimulantes y creativos.